Google está considerando la fabricación de un "robot-taxi", vehículo que pueda trasladar a personas de forma autónoma dentro de una ciudad, en lugar de aplicar su técnica únicamente en coches de otros fabricantes, según informó el periodista especializado en tecnología Amir Efrati. La información fue publicada por la agencia DPA.
En este sentido, Google invirtió 250 millones de dólares en el servicio de taxi de lujo Uber a través de una filial de capital riesgo Google Ventures, operación financiera sobre la que informó el viernes.
En tanto, la empresa seguiría buscando firmas vinculadas a la industria automotríz para la fabricación del vehículo que se podría contratar mediante una aplicación de un teléfono celular.
"De cara a la producción de estos vehículos, Google ya ha conversado con el suministrador alemán Continental y el fabricante Magna", señala Efrati.
En tanto, el diario alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung" informó esta semana que Google y Conti estaban acercando posturas en un posible acuerdo de cooperación en la conducción autónoma de vehículos, pero no se ofrecieron mayores detalles.
Pruebas en utilitarios
La empresa de Internet realiza pruebas desde hace años en utilitarios que se manejan solos en Estados Unidos. Estos vehículos dotados con un llamativo radar en el techo ya han recorrido más de medio millón de kilómetros, sobre todo en California y Nevada.
En un principio se aplicó esa técnica al modelo Prius de Toyota, pero posteriormente se ha probado en otros utilitarios.
Citando a sus fuentes, Efrati señala que no cree que la mayoría de empresas de coches no estén por la labor de fabricar este tipo de vehículos sin conductor. Marcial Hernández, un ingeniero de la Universidad de Stanford, en una charla con EarthSky estimó que los autos autónomos estarán disponibles para los consumidores en un futuro no muy lejano.
Hernández ya se imagina tener un auto para ir al aeropuerto y luego mandarlo de regreso a la casa. O hacer lo mismo después de pasar una noche de festejo, en la cual uno queda muy cansado: subirse al automóvil y pedirle que lo lleve de vuelta a la casa.